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CAPÍTULO 53: UNA PROMESA PARA SIEMPRE

Celeste gimió, negando con la cabeza a Zillon cuando él se levantó de su asiento.

—Esto es entre nosotras ahora —gruñó, volviéndose hacia Celia. Sonrió casi con amargura, la tristeza reflejada en sus ojos—. Supongo que no te veré pronto después de todo.

—¿Qué?

—¿Recuerdas lo que dijiste el día qu...