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CAPÍTULO 49— ME VOLVÍ A DORMIR

Las piernas de Celeste temblaban más fuerte que nunca, su espalda se arqueaba fuera de la cama, sus dedos de los pies se clavaban en el colchón. Este castigo era algo que detestaba con todo su corazón y Zillon era tan cruel al ofrecérselo.

Ella lloraba y, sin embargo, él no parecía importarle...

Seg...