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CAPÍTULO 34— DÉJAME TOCARTE ESTE

Celeste se despertó, sus ojos encontrando inmediatamente a Zillon, quien seguía gruñendo a su lado. Su rostro estaba cubierto de sudor y su cuerpo se retorcía como si estuviera en un profundo tormento.

Se sentó en la cama, frotándose los ojos con una mano y sacudiéndolo con la otra.

—Zillon... —l...