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CAPÍTULO 65

Antonietta y Ellis permanecieron en silencio en el claro, perdidas en sus propios pensamientos, cuando uno de los secuaces de la familia se acercó, rompiendo el tenso silencio.

—Disculpe, señora. Hay alguien al teléfono que quiere hablar con la señorita Amorielle.

—Voy enseguida. Gracias por avisa...