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CAPÍTULO 250

Ellis no podía creer lo que estaba escuchando. Su corazón latía con fuerza y una ola de pánico la invadió. Miró a la maestra, con los ojos llenos de lágrimas y la voz temblorosa.

—¿Qué? ¿Hombres encapuchados? ¿Se llevaron a mi hija?

La maestra asintió con tristeza y preocupación, agarrando el braz...