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Capítulo setenta y cuatro

Hadrian

Todos se vuelven a mirarme, y respiro hondo antes de tomar una silla para sentarme frente a todos, con mi expediente de la oficina en la mano. Una vez que estoy cómodo, abro el expediente y empiezo a hablar:

—Bien, Dakota estaba de patrulla en ese horario para esa fecha. Tiene sentid...