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El anhelo de un lobo

Durante el desayuno, sigo echando miradas a Deimos. Lo hacía con rapidez, retirando mis ojos de su carne antes de que pudiera sentir el calor de mi mirada sobre él.

Él seguía siendo el mismo. Frío y distante del resto. No era así cuando llegué aquí por primera vez, ya que sus sentidos estaban desbo...