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Asher no podía tener suficiente de la nueva máquina de burbujas. Incluso después de jugar afuera, continuaba en casa, rociando burbujas por todo el suelo. Isabella estaba al borde de la desesperación. A pesar de sus intentos de persuadirlo y engañarlo, no lograba quitarle la máquina de burbujas.

—D...