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Capítulo treinta y seis

Las palmas de Kara se volvieron pegajosas mientras observaba a Justin poner a todos nerviosos por quienquiera que estuviera abajo. Sus ojos abiertos se movían de un lado a otro.

Lucas no podría haber venido tras ella. ¿Por qué desperdiciaría su tiempo privilegiado de millonario en alguien tan pobre...