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Capítulo treinta y uno

El coche se detuvo frente a la cabaña de Kara y Raphaël la miró de reojo. Ella podía ver en sus ojos que había muchas cosas que quería decir, pero que se guardaba para sí mismo. No le sorprendió. El esposo de Isabelle no parecía ser del tipo que da su opinión cuando no se la piden. En silencio, abri...