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CAPÍTULO 44

Cuando llegamos a casa esa tarde, tanto el Jeep de Bates como el SUV de Blaine estaban estacionados en la entrada, junto con un coche deportivo azul eléctrico que no reconocí.

—Genial —dije—. Ahora tengo que meter esta mierda con cuatro personas mirando.

—Buena suerte —me deseó Norah—. Los hombres...