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Capítulo veintidós

Me senté de inmediato, el sueño me eludía, y corrí hacia la puerta. A medias esperaba que la persona en la puerta fuera el misterioso remitente.

Pero cuando abrí la puerta, eran Kevin y Kayla, los encontré en el porche con mi hermano a su lado.

—¡¿Kevin?! —exclamé—. Kayla, John. ¿Ya están en casa?...