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Capítulo quince

—Está bien —dijo la señora Adams con una ligera sonrisa, señalando los asientos en la clase—. Ve y toma asiento.

Suspiré aliviada al escuchar esto.

—Gracias.

Bajé rápidamente las escaleras del podio y caminé entre las filas de escritorios para sentarme.

Quedaban algunos asientos, pero tendría qu...