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Capítulo 52: Gritos y lágrimas

Aparté mis pensamientos y me concentré en la sensación de su apretón.

—Tu coño estaba ansioso por mí —gemí en su oído, escuchando su jadeo.

Mi mano se deslizó por sus costados. El agua caliente caía sobre nosotros. Gemí al sentir cómo arqueaba su espalda.

Malditamente caliente.

El pensamiento hi...