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Capítulo ochenta y cuatro

Delanie

—¿Qué pasa? —Ajax irrumpió por la puerta.

Tenía a Annika en mis brazos tratando de calmarla. Ajax siguió mi mirada.

—¿Eso estaba ahí cuando la acostaste? —pregunté.

—¡Por supuesto que no!

Una enredadera verde oscuro se pegaba a la pared, extendiendo sus venas que se hundían en la madera. Es...