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Toc, toc

Disha escuchó un golpe fuerte. Disha se lavó las lágrimas y abrió la puerta. Era Anwesa. —D, ¿puedo pasar? —preguntó Anwesa. —Oh, sí —dijo Disha y entraron juntas en la habitación y se sentaron en la cama. —D, soy tu mejor amiga, tienes problemas pero no sé por qué no los compartes conmigo...