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Capítulo 50 Te lo doy todo

Los labios de Lorenzo se estrellaron contra los míos. Fue feroz y necesitado, casi desesperado.

Mi lobo aulló y gimió de aceptación jubilosa.

«¡Finalmente!»

Besarlo se sentía como volver a casa después de un largo viaje. Cálido. Sensual. Todo lo consumía y no quería que terminara nunca.

Instantá...