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La flor venenosa

Charlotte

—Si realmente crees que puedes tener una vida pacífica y feliz, estás equivocada.

Esas palabras me golpearon como garras heladas, y la tarjeta que sostenía se deslizó de mis manos temblorosas, cayendo suavemente al suelo. El aroma en la tarjeta era inconfundiblemente de Aiden; no había ra...