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La caja de rocas de George

George se puso de pie, metió las manos en los bolsillos y se acercó, esperando en silencio mientras Kai se retorcía en la cama.

—¿...George? —dijo Kai con voz débil—. ¿Eres tú?

—Mhm —respondió él. Kai se lamió los labios secos y se agarró el estómago mientras el dolor recorría su cuerpo—. Tómate t...