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Palabras que no se olvidan

Kai caminaba de un lado a otro y se cubría la boca. Después de llevar a Sabine con Demetri y Alexus, decidió que era hora de decirle la verdad. Señalando el cristal frente a él, negó con la cabeza.

—¿Ese es su corazón?

Alexus suspiró.

—Sí...

—¿Por qué se ve así?

—Está maldito. E-ella está murie...