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Capítulo 499 Moriré ahora mismo para que lo veas

—¡Sarah, ten cuidado! ¿Qué estás haciendo?

Antonio se asustó al instante, sudando frío. Todo su cuerpo se puso rígido y su corazón casi se le salió por la garganta.

—¡Sarah, no seas impulsiva! ¿Podemos hablarlo? ¿Qué estás haciendo?

Sarah, con una mano en la barandilla y una pierna ya fuera, miró...