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Capítulo 43 ¿Cómo podría haber la voz de un niño?

El corazón de Sarah latía como loco. Miró a Antonio, con los ojos bien cerrados, y soltó un pequeño suspiro de alivio.

—Gracias a Dios, todavía está inconsciente— pensó.

Pero entonces, la realidad la golpeó como una tonelada de ladrillos. ¿Cómo demonios iba a salir de debajo de él?

Estaba congela...