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Quince

Me incliné hacia adelante en mi asiento, casi golpeando el tablero. La mano de Damien se extendió justo antes de que mi cabeza se estrellara contra él, empujándome hacia atrás en mi asiento. El aire se me escapó de los pulmones.

—¿Qué demonios te pasa? Ya tienes lo que quieres. Estoy en el coche ah...