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Parte ciento veintitrés

Sihana se despertó con suaves besos en su hombro desnudo. Se giró sobre su espalda y miró el rostro de Faro. Su cabello estaba despeinado y podía ver que aún estaba oscuro afuera.

—¿Qué pasa? —Su voz estaba gruesa por el sueño y aclaró su garganta.

—¿Por qué te fuiste? —La voz de Faro era suave, p...