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Capítulo cincuenta y ocho

Los días se convirtieron en semanas y pronto el castillo de Filmore apareció a la vista. Annabelle y Maribel se habían unido y, aunque Maribel aún lloraba a veces, ahora había aceptado su vida junto a Annabelle.

La emoción recorría sus venas al pensar en ver a Kenric. Las lágrimas comenzaron a roda...