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Capítulo treinta y nueve

Annabelle estaba furiosa. ¿Cómo se atrevía a despedirla así? La llamó esclava y ni siquiera Anric se había molestado en hablar con ella de nuevo. La había llevado a sus aposentos y ahora dos guardias estaban frente a la puerta. No podía salir de la habitación, ni siquiera podía hablar con él.

Le tr...