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Capítulo treinta y ocho

Esten la atrajo hacia él y le acarició el cabello.

—Tu padre vive, Anna. Estaba en una celda, pero Waller no lo mató, está vivo.

Annabelle lo miró, con lágrimas amenazando con derramarse por sus mejillas.

—¿Está vivo? No entiendo. Waller me dijo que estaba muerto.

La puerta de la sala del trono ...