




Capítulo 6
Bajando las escaleras, me siento en el salón. Titus se acerca a mí con sus pequeñas piernas antes de tirar de mis jeans queriendo subir. Lo levanto y lo coloco en mi regazo. Tim entra con Drake unos minutos después, Tim estaba decentemente vestido y, por una vez, limpio, aunque todavía olía a un vagabundo.
—Se duchó en mi casa —dice Elias, caminando detrás de él y dejándose caer en el sofá junto a mí.
—Ryker, realmente lo siento, no quise golpearla, salió de la nada —se disculpa.
—No es que importe, de todos modos tendré que matarla —le digo, dejando caer mi cabeza hacia atrás en el sofá. Titus tira de mi vello del pecho mientras se pone de pie en mi regazo antes de tirar de mi cara.
—Titus, siéntate o bájate de tu tío —advierte Tate a su hijo, pensando que me está molestando.
—Está bien, Tate. No me molesta, solo quiere jugar —le digo.
—¿Entonces por qué tienes que matarla? —pregunta Tate, queriendo saber.
—Admitió haber ayudado a los humanos, no se puede confiar en ella —le digo.
—¿Pero vas a dejar vivir a Tim? —pregunta Drake.
—Tim tiene un propósito, lo necesito —digo sentándome y mirándolo.
—¿Cuánto tiempo los has conocido?
—¿A sus padres? —pregunta.
—No son sus padres —le digo y parece un poco sorprendido.
—La mujer dijo que era su madre, no pensé que olieran como parientes —dice pensativo.
—¿Entonces cuánto tiempo?
—Solo cuando comenzaron los ataques, nunca los había conocido antes de eso.
—¿Sabes su nombre? —le pregunto y él niega con la cabeza.
—No, nunca hablé con ella, siempre venía y se iba, rara vez se quedaba mucho tiempo. Era un poco extraña, la vi matar a algunas personas, así que me mantuve a distancia y nunca la vi en forma humana.
—¿Mató a algunas personas?
—Sí, les arrancó la garganta, me recuerda a un animal rabioso —asiento, después de ver lo que le hizo al oso, parecía un poco descentrada.
—Entonces no sabes nada sobre ella.
—No, y cada vez que le preguntaba a sus padres, quiero decir, a los que venían con ella, me decían que no me metiera en sus asuntos —dice.
—¿No te dijo su nombre? —pregunta. Niego con la cabeza.
—Dijo que no tenía uno, que la llamaban 46.
—¿46? —pregunta Drake justo cuando escuchamos movimiento en las escaleras. Gruñí cuando su aroma me llegó, su aroma era embriagador, pero ahora me irritaba saber que era una traidora.
Lana baja las escaleras y veo a mi compañera salir de detrás de ella, sus ojos recorren la habitación antes de posarse en mí. Inclina la cabeza hacia un lado mirando a Titus en mi regazo.
—¿Cachorro? —pregunta, su voz un poco ronca. Da un paso adelante y yo gruño, haciéndola retroceder hacia Lana. Mira a Lana confundida, preguntándose qué hizo mal.
Brax estaba observando a través de mis ojos, él también compartía los mismos pensamientos que yo, no confiaba en ella y había algo gravemente extraño en ella. Ella se queda allí mirando antes de mirar hacia la puerta.
—Sus ojos me recuerdan a los de Lily —dice Drake, inclinando la cabeza hacia un lado. La miré de arriba abajo, llevaba los pijamas de Winnie the Pooh, su cabello caía hasta la parte trasera de sus rodillas, dios, su cabello era largo. Ashley chilla fuerte, haciéndola saltar, y veo cómo asoma la cabeza por la esquina de la pared mirándola, sus ojos brillando extrañamente bajo las luces. Tate le gruñe y ella retrocede, algo debe haberle molestado con la forma en que estaba mirando a su hija.
—Bueno, está un poco lleno aquí, me voy a casa —dice Elias levantándose del sofá.
—¿Puede quedarse Tim contigo? —le pregunto y él mira al vagabundo, sus hombros se hunden y resopla molesto. —Está bien, solo una noche, me llevará una eternidad quitar su olor de mi casa —declara Elias y yo asiento. Asiento a Tim, quien rápidamente lo sigue afuera.
—No podemos llamarla 46 —dice Lana, trayendo mi atención de vuelta a mi compañera. Ella estaba mirando alrededor de nuevo, sus ojos observando cada uno de nuestros movimientos.
—¿Cómo se llama tu lobo? —le pregunto y Lana la lleva hacia el sofá colocándola a mi lado. Ella se sienta allí mirando a Titus y Drake se acerca para llevárselo de mí. Sus ojos siguiendo a los niños me hicieron gruñirle.
Tate, tampoco gustándole la forma en que los miraba, agarra a Ashley y Emery llevándolos arriba lejos de los ojos vigilantes de mi compañera.
—¿Por qué sigues mirándolos? —le pregunto. Ella niega con la cabeza.
Tate baja de nuevo las escaleras sentándose frente a ella en el sillón cerca de la chimenea.
—Te hice una pregunta.
—Ellos se llevan a los cachorros —dice y Tate le gruñe. Ella lo mira, inclinando la cabeza hacia un lado.
—Huelen a ti y al otro hombre —dice.
—Eso es porque todos son compañeros —le digo. Y ella me mira.
—¿Tú mantienes a tus compañeros, para qué? —pregunta. Haciendo que Tate y yo nos miremos.
—¿Qué quieres decir? —le pregunta él.
—Los compañeros son malos, nos matan por tener compañeros —dice.
—¿Es por eso que huiste de los tuyos? —le pregunta Tate y ella me mira. Pero no dice nada.
—¿Tu lobo te dijo que soy tu compañero? —le pregunto y ella asiente.
—¿Cómo se llama tu lobo? —le pregunto y veo cómo sus ojos se nublan por un segundo.
—46 —Tate me mira antes de que Lana entre en la habitación.
—¿Tu lobo se llama 46? —Ella asiente antes de inclinarse hacia mí. Me huele antes de retroceder.
—Hueles bien —dice y Lana se ríe, conteniendo la risa mientras yo no lo encuentro gracioso. ¿Cómo es posible que no tenga nombre, su lobo no tenga nombre y parezca ajena a lo que realmente significan los compañeros? Tate debe haber tenido el mismo pensamiento por las siguientes palabras que salen de sus labios.