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El lugar perfecto para torturarte

—¡Aaaaghh... Bryan, maldita sea! ¡Es solo porque eres rico que puedes ser malo conmigo...!

Lucía gritó histéricamente en su dormitorio, después de haber estado conteniendo las maldiciones desde el agotador día de ayer con su jefe arrogante e infantil. Honestamente, quería golpear a Bryan si aún fue...