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159 Nadie puede esconderse para siempre

Perspectiva de Kayla

Cuando todo llegó a su fin, yacía sin aliento en el sofá, mirando fijamente al techo. De repente, el problema no resuelto entre Harrison y yo volvió a surgir en mi mente.

—¡Guárdate las palabras dulces, Harrison Morris! —me giré, mirando a Harrison con ojos en los que el deseo...