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Caos rítmico

—¿Lista, amor? —la voz etérea de mi esposo llegó a mis oídos, y levanté la vista, con una expresión más brillante que el sol de la mañana.

Finalmente llegó el día en que podía dejar estas sombrías paredes blancas y azules y volver a mi dulce paraíso. Habían pasado tres semanas, y mi mente ya estaba...