Read with BonusRead with Bonus

Increíble

Cuando Virginia entró en mi oficina, estaba visiblemente tensa, y le sonreí para que entendiera que siempre sería muy bienvenida en mi despacho.

—Hola, cariño —la saludé, acercándome a donde ella estaba, aún de pie cerca de la puerta de mi oficina.

—Hola —respondió, confirmando que creía que estab...