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ojos puestos en mí

VINCENZO

El molesto timbre sonó de nuevo, arrancándome el sueño de los ojos. Miré con furia la mesita de noche, a un estirón de distancia de romperla en pedazos.

Como si leyera mi mente, el sonido cesó, y murmuré una maldición de gratitud, girándome hacia el otro lado para volver a dormir.

Un seg...