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venidero

RINA

Una de las cosas con las que había llegado a un acuerdo era estar perpetuamente triste. Pero desde que llegué a Bolonia, no había sido más que un payaso espeluznante. Llevaba esta sonrisa que se extendía hasta mis ojos y más allá. Nico, mi primo de siete años, el niño que siempre me ponía a pr...