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Rina

Rina

Llegué a la habitación de invitados y llamé a la puerta.

—Adelante.

Empujé la puerta y entré. El Signore Amato estaba de pie.

—Me mandó llamar.

—Sí. Realmente quiero disculparme por antes. Lo siento, fui torpe. Debería haber mirado antes de abrir la puerta —hablaba con el mismo acento extr...