Read with BonusRead with Bonus

Rina

Piccolo Maestro estaba aquí y se paró en mi puerta. Al percatarse de mi presencia, despegó su mirada del suelo y me la clavó.

Tragué saliva, con el pecho ardiendo, mi respiración increíblemente superficial.

Me había equivocado. No estaba preparada para su arrebato. Aún no me había acostumbrado a s...