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Su compañero roto 39

—Oye. No te sorprendí para que lloraras, ¿sabes? —bromeó Seth, acariciando la espalda de Sarah.

Ella resopló y se secó las lágrimas de los ojos.

—No puedo evitarlo. No ha pasado mucho tiempo desde que desperté, ¿y ahora me sorprendes? Nos hemos visto entre un reino de cielo e infierno. Estuvimos s...