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Ochenta y siete

—¿Por qué siguen despiertos? —preguntó papá.

Toda la familia estaba sentada en la sala de estar privada. Estábamos todos juntos, excepto por Baron y Aaron, que estaban sentados en diferentes sofás. Ambos tenían los labios ensangrentados y aún parecían lo suficientemente alterados como para no tener...