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Ocho

Nueva familia, allá voy. Mamá tomó mi mano y ambas nos dirigimos hacia donde estaba David.

—¿Ya terminaron?

Él observó nuestros rostros.

—¿Estás bien ahora, Katherina?

Asentí.

—No te preocupes, no muerden.

Él sonrió amablemente, y yo le devolví una pequeña y dudosa sonrisa. Él asintió y abrió ...