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Cincuenta y ocho

¡Dios mío! ¿Qué haría? ¿Cómo manejaría esta ceremonia del Lobo? Mi día ya estaba yendo mal y aún era de mañana. Sentí que alguien ocupaba el asiento vacío a mi lado y supe que era Baron. Él no entendería, no podía decirle que tenía un lobo que estaba escondiendo. Un lobo que no quería dejar salir. U...