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Cincuenta y cinco

—¿Qué le pasa? —David habló de inmediato con preocupación.

Los chicos nos estaban mirando —Baron y a mí— mientras él bajaba el resto de las escaleras conmigo todavía en sus brazos. De repente, sintiéndome incómoda, intenté liberarme de sus brazos, pero él no me dejaba. De hecho, me sostuvo más fuer...