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Cincuenta y cuatro

Salió de mi habitación y comenzó a llevarme por el largo tramo de escaleras. Y para mi sorpresa, no estaba sudando por ello. Me parecía que estaba muy bien, sin quedarse sin aliento ni ralentizar el paso por el cansancio. Pero aún así, no me sentía cómoda con nada de esto, no debería estar esforzánd...