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Cincuenta y tres

Era la mañana siguiente. Baron se había ido a su habitación más tarde anoche, y yo estaba reacia a levantarme de la cama. Los nervios se tensaban, sin querer aflojarse en ningún momento. Me quedé en la cama preguntándome qué me pasaría hoy en la escuela. Sabía que teníamos una rutina: los chicos y y...