Read with BonusRead with Bonus

Cuarenta y ocho

La taza, ahora vacía, fue colocada de nuevo en la bandeja.

—Pensé que no bebías chocolate caliente, ya sabes, por ser masculino —lo molesté. No había podido terminar la bebida, él se había ofrecido a vaciar la taza por mí.

—Me ofrecí a ayudarte, eso es un acto masculino —respondió.

—Claro, claro ...