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Ciento uno

Katelyn se limpió la saliva que Aaron había escupido en su cara con su pañuelo. Se volvió hacia mí con una mirada llena de odio.

—¡Es todo tu culpa!

¿Estaba loca? Obviamente. Creo que sí, definitivamente creo que sí. ¿Cómo podía culparme a mí por sus actos malvados?

—¡Ojalá nunca hubieras venido ...