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Bastardo

Nos balanceábamos con las olas y mi mirada subió por su pecho hasta su hombro, donde mi mano se aferraba. Por supuesto, lo que agarré tenía que ser una parte de su cuerpo. Sus labios se curvaron en una sonrisa, su cabello estaba mojado y goteando. Observé cómo las gotas de agua rodaban por su sien. ...