Read with BonusRead with Bonus

210

Isabella

El hombre grande a mi lado no dijo nada mientras las mujeres empezaban a llorar. Una de ellas, la que tenía sangre en la cara, se arrastró hacia mí y se arrodilló frente a las barras de hierro.

—Te daré todo lo que tengo. Perdona mi vida. Perdona la vida de mis hijos. Harás eso, ¿verdad? ...