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En coma

Bruno entró en la habitación en ese momento.

—Buenos días, bella durmiente —saludó.

—Hola, mi príncipe de armadura plateada —respondió Nicole.

Bruno hizo una reverencia y luego se acercó a ella, arrodillándose sobre una rodilla mientras tomaba su mano.

—Hermosa dama, ante usted se encuentra su h...