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25 | Confesionario

SIENNA

Se sabía que la autoconservación era la ley de la naturaleza, y alrededor de este hombre—este formidable sacerdote—lo sentía hasta la médula de mis huesos.

Cada vez que estaba cerca de Gabriel, encontraba mi mirada atraída hacia él y recorría con mis ojos su forma corporal perfecta. Su t...