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Capítulo 38 Una vez familia, siempre familia

Tan pronto como entré en el apartamento, un trozo de vidrio se rompió bajo mi zapato. Miré hacia abajo y vi que pertenecía a la gran lámpara que había estado en la pequeña mesa cerca de la puerta.

—¡¿Qué demonios?! —tropecé hacia adentro, casi cayendo sobre los escombros en el suelo. Escuché un jue...